Turbas sospechosas
hormiguean mi constancia,
sorben cual babosas
en las grietas de mi esperanza.
Tristezas de burgués
ahogado en aburrimiento,
niño mimado, tal vez,
uno más en la trampa de cemento.
Vivo preso de mi red,
desperdiciando mi parte del tiempo,
como ave que vino y se fue
rasgando sus alas con el suelo.
!qué fácil llorar con los pies!
mientras mis sueños surcan el cielo,
!qué fácil llorar y perder!
!qué fácil morder el anzuelo!
Lo difícil es volver a nacer
lo difícil es apretar de nuevo,
mirar con cariño el ayer
y empezar otra vez de cero.
Buscaré mis fuerzas en la sed
que el agua nunca es lo primero,
de mis entrañas exprimiré la fé
que será mi alimento mientras espero.
No me condene, señor juez,
no sin terminar el encuentro,
aún hay tiempo de vencer,
aún hay honor en este cuerpo....
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