Muertes y renacimientos

Acabo de empezar a leer a Nietzsche, hacía mucho tiempo que quería hacerlo pero por unas razones u otras nunca se daba el momento adecuado, este es tan bueno como cualquier otro. La primera idea con la que me he encontrado es la de la muerte, no como extinción de la vida terrenal sino como fin de una etapa, habla (y estoy bastante de acuerdo con ello) de que en la vida pasamos por muchas etapas y en el final de cada una de ellas sentimos un desgarro similar a la muerte, tras el cual viene un resurgir renovado y brioso, algo similar a la muda de piel de las serpientes, que cada cierto tiempo desechan su vieja piel, inservible ya o al menos mejorable, y generan una nueva más saludable y adecuada a su actual momento.
Los humanos no mudamos la piel, al menos no toda a la vez como las serpientes, pero si mudamos la piel de nuestro alma, en un acto catártico desterramos los lastres que nos ligan al pasado, a alguien que ya no somos, para poder encaminarnos a un futuro nuevo, más cercano a lo que en el momento actual somos. Recuerdo que viví mi primera muerte en el paso del colegio al instituto, descubrí la absoluta soledad, la sensación de pérdida, de traición,.. y sufrí, mucho,... pero salí, mudé mi piel y mudé mi mundo, y fue para mejor. Esa fue una gran lección que me preparó para las sucesivas muertes que me esperaban, después de haber muerto una vez el dolor que provocan es mucho menor, una ya sabe que el mundo no se acaba, y que además lo que ocurre es lo más conveniente. Esta sensación te permite ser actor y espectador de tu propia vida, salirte de ti mismo para mirar desde fuera, e intentar tener una visión más objetiva (sabiendo que la objetividad como tal es un concepto imposible) de las cosas.
Ahora sé que he de morir muchas veces, y que siempre resurgiré, como el legendario fénix, más fuerte y más sabio... espero.