sábado, 28 de marzo de 2009

La rosa que habita en la encrucijada

Roja
como la sangre que corre por mis venas,
tu fragancia embriagadora
destierra de un plumazo las mayores de mis penas.

Tus pétalos brillan
con la fuerza del arcoiris
inundando al que te mira
de millones de matices

Algunas noches,
cuando la luna eleva su manto de locura
trato de asirte
y tus espinas desgarran mis vestiduras

Miro mis arañazos
con serena quietud,
antes de que pueda lamerlos
te adelantas tú

mimas y curas mis adentros,
con ternura de dolor y de virtud,
y con júbilo comprendo
que la vida es un camino que no es recto,
sino en cruz


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