martes, 26 de abril de 2011

Venecia

Cierro los ojos y puedo oir el "clic" de las cámaras, cientos, miles de ellas disparando inclementes en cada esquina, cada ángulo,.... como queriendo apoderarse de su belleza, quizás incluso de su realidad, ojos artificiales que acaban sustituyendo, imponiéndose a los reales que creen manejarlos, autómatas programados, parece, para grabar la realidad más que para vivirla, más que para sentirla. Y la otra modalidad, la que más me fascina y horroriza al mismo tiempo, los modelos perpétuos, parejas que caminan juntos pero separados, en un silencio denso, acusador, de pronto una de esas máquinas inventoras de realidades irreales surge, al otro lado una mujer posa; incomprensíblemente, mágicamente, una sonrisa alegre, extasiada, jubilosa, ilumina la cara, adorna la foto, "clic", el recuerdo de felicidad y alegría conseguido, la muestra (a la vuelta) de lo delicioso del viaje ya está en el zurrón;--- un segundo después la magia desaparece, esfumándose en el aire, los músculos faciales vuelven a tensarse, el silencio poderoso vuelve a reinar, imperial pastor, hasta el próximo momento de irreal realidad...., en lo alto un querubín llora por el amor perdido, la humanidad extraviada,..... la mágia tecnológicamente desterrada,.....

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