martes, 3 de noviembre de 2009

Aprendiendo donde menos esperas

Hoy hice algo muy curioso, temerario probablemente pero enriquecedor al mismo tiempo, llegaba la hora de comer, me encontraba solo en la oficina con mi jefe, personaje comercial al que en ocasiones quisiera exterminar, en un momento sorprendente por lo inesperado mi jefe me pregunta si voy a comer aquí y si quiero comer con él, la verdad es que quizá lo más sensato hubiera sido inventarme una excusa y escaquearme disfrutando de un agradable rato de lectura durante la comida, pero decidí arriesgar. A mi jefe le encanta filosofar, estudió pedagogía y se tiene en muy alta estima como pedagogo, (cosa cuestinable), y cada vez que habla con sus "colaboradores" intenta poner en práctica sus artes, en muchas ocasiones consistentes en una hilarante dialéctica vacía de contenido, pero en este caso la cosa estuvo interesante, muy interesante. No escondí nada, fui claro, lo critiqué, dije cosas que cualquier otro jefe no toleraría y escuché sus respuestas y pláticas, y he de decir que resultó didáctico, sigue sin gustarme este hombre ni sus planteamientos vitales, pero pude comprobar que adolezco de maniqueismo como casi todos los seres humanos, que vuelco muchas cosas sobre él por el solo hecho de ser mi jefe que no son justas ni reales, que es una persona con sus luces y sombras, y que no es un hijoputa como a veces quisiera yo creer. Es solo una persona con unos planteamientos vitales antagónicos a los míos y el problema no es él, soy yo, el problema es !qué cojones pinto yo aquí!, en un mundo que no me gusta, haciendo cosas que no deseo y rodeado de gente que no me interesa. Y eso fue lo más interesante que él mismo me dijo estas cosas, busca tu camino y deja de quejarte. Maldita sea he de encontrar la manera de salir del puto mundo ingenieril que tanto aborrezco... y lo haré... o sucumbiré en el intento.

2 comentarios:

  1. como me suena eso de estar en un mundo en el que no deseas estar...Si hubiera seguido mis deseos sería filóloga en lengua española e inglesa, estaría viviendo en algún país de Europa del Norte y quien sabe qué mas, pero ya ves, una que quiso ser práctica, independizarse pronto, trabajar enseguida, y total para qué. Pues nunca se sabe, quizá no me hubiera gustado tampoco esa vida, quizá no me hubiera conformado con lo que hubiera logrado a pesar de haber seguido mis instintos y apetencias... Pude no regresar y sin embargo lo hice. Pero ánimo, que con el tiempo los que lo buscan lo encuentran.

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  2. hay que seguir buscando malabar... yo tengo el reloj contando para abandonar la silla azul.

    un abrazote

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