La individualidad frente al rebaño

Ayer fui al cine a ver Agora, la última película de Alejando Amenabar, había escuchado muchas críticas, unas buenas y otras malas, sobre esta película y he de decir que sin entrar a valorar los méritos cinematográficos por mi nulo conocimiento en el tema, la historia me encantó, me parece maravilloso que un director se atreva a criticar lo incriticable, a cuestionar lo incuestionable. Escuché en la radio que está teniendo problemas la película para encontrar distribuidor en Estados Unidos por la presión de los lobbies cristianos, al menos mis siete euros los entrego con agrado.
Para mí no es solo una crítica al cristianismo, sino mucho más, una crítica a las religiones como herramienta de control de masas y de embrutecimiento comunitario, todas y cada una de ellas. Y más allá incluso, una crítica al efecto que la masa produce en el ser humano, un alegato por el pensamiento crítico y la afirmación rotunda en defensa de la individualidad.
Uno puede comprobar en el devenir de su día a día el efecto que la masa provoca en los seres humanos, en todos y cada uno de nosotros, aquello que sería impensable que alguien hiciera será perfectamente posible que lo haga cuando se encuentre en el anonimato del grupo.
Es por eso que cada día para mi propia perplejidad me siento más ateo, más agnóstico, más independiente, más a gusto con las relaciones individuales que con las grupales, más convencido de que las relaciones en las que me educaron y los valores que de ellas se extraen son cuando menos cuestionables y probablemente gregarios. Y cada día soy más consciente de que no quiero ser gregario de nadie, de que no quiero ser una oveja, de que me alejo inexorablemente de quien quisieron que fuera....