lunes, 14 de septiembre de 2009

Testigo

El aire frío acarica mis cabellos
que ondean libres al viento
la luna brilla entre los brotes tiernos
de sueños prometidos por duendes de lejanos tiempos

El tacto arisco de la gélida piedra
transmite calma y serenidad
el paisaje que mi mirada alberga
es motivo de alegría, es esencia de paz

Silencioso y sigiloso
avanza hacia mí un viajero perdido
un hombre valiente, orgulloso,
alguien que un día extravió su camino

Más la pena no le alcanza,
ni el arrepentimiento es su amigo,
el día a día es su arma, su lanza,
para abatir gigantes y molinos.

Cada amanacer se asoma
a la triste puerta del olvido,
mira al abismo con sorna,
y en silencio, llena el mundo de sonidos

de colores furiosos
de amantes dormidos
de lugares hermosos...
que siempre, siempre, necesitarán un testigo

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