viernes, 2 de marzo de 2012

Economía Humanista, según Jose Luis Sampedro


Un texto escrito en 1980...... vemos que las cosas no han mejorado en 30 años....


"....Sin duda alguna, el modelo a largo plazo tiene que ser distinto del que tenemos. Es quimérico creer que algo, sea un ente biológico o un ente social, puede crecer indefinidamente al 3 o al 4 por ciento sin encontrar límites. Esto es una cuestión de matemáticas. Es imposible continuar ese tipo de desarrollo cuantitativo.
El desarrollo ha provocado una actitud consumista en la que el marketing nos convierte en seres pavlovianos y nos llena de reflejos. Nos hace desear las cosas. Destruye eso que dicen los libros de texto - y que, al parecer, hay profesores de economía que, candorosa o malicionsamente, se lo creen - cuando afirman que el consumidor es el rey, que el consumidor expresa sus deseos en el mercado y entonces, como si fuese el genio de aladino, vienen los productos y los empresarios a conjugar los recursos y a servir los deseos del consumidor. La verdad es justamente todo lo contrario: son las empresas y los empresarios quienes están provocando los deseos del consumidor e induciéndole a desear más, sin más.
Por ello, el modelo actual resulta tan bárbaro, que una ciencia que, desde las primeras líneas de sus libros de texto profesa preocuparse de los bienes escasos, olvidó nada menos que nuestro propio planeta es escaso y es un bien limitado.
Oscar Wilde decía que el cínico - y resulta aplicable al economista actual - es el hombre que conoce el precio de todo y no conoce el valor de nada, esto es exactamente lo que ocurre. El mercado sólo tiene en cuenta lo que tiene valor de mercado y, por ello, lo que no tiene valor de mercado no le sirve para nada. Consiguientemente, las emociones, las sensaciones, los sentimientos, que no tienen valor de mercado -aunque inmediatamente se comercializan por otros procedimientos -, son desdeñados del sistema.
Parece irracional que, para casos tan distintos como los que presentan países tan diversos, sólo se ofrezca un único modelo de desarrollo, que se mide por un patrón tan absurdo como es el producto nacional y que, en esencia, consiste en el desarrollo de las cosas y no de los hombres. Porque se fija, sobre todo, en la multiplicación de los objetos y arroja objetos sobre el espacio -ahí están los automóviles y los atascos-, y mutila así dimensiones importantes de la vida humana. El hombre no se reduce simplemente a un consumidor. Y el modelo actual económico apaga violentamente y aun yugula importantes dimensiones humanas..."

Un modelo económico para la comunidad europea (artículo publicado en Razon y Fe en mayo de 1980 y recopilado en el libro "Economía humanista, algo más que cifras" de Jose Luis Sampedro.

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