martes, 22 de noviembre de 2011

El hombre del escaparate

Sentado, firme y rígido sobre el escaparate de una tienda de alimentación, su porte denota firmeza, las pantorrillas forman 90º con los muslos, que a su vez forman 90º con la espalda, la cabeza recta, ergida, las facciones serias, con esas arrugas que denotan el paso de los años, y la tez morena, con el bronceado que no se obtiene en el solarium, sino en tardes de trabajo duro y lustros de esfuerzo diario. Las ropas humildes pero limpias, sus pantalones con el corte "como Dios manda", la camisa a cuadros y la chaqueta de lana en su justa posición. Sus ojos, fijos en algún punto entre lo real y lo irreal, traslucen una tristeza firme, un desengaño aceptado a regañadientes. Su brazo, doblado en 90º entre brazo y antebrazo, la mano extendida, recta, dura, asumiendo lo que toca, pero con dignidad, sin derrota,... con rabia.
¿Cuántos serán? ¿60? ¿70? ¿80?.... difícil saberlo, ¿quién le iba a decir que tras tantos esfuerzos la vida le recompensaría así?, es doloroso mantenerle la mirada, en ella hay oculto un reproche hacia la vida, hacia la sociedad, hacia nuestra egoista humanidad ....

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