lunes, 21 de junio de 2010

Nada


Miro a mi alrededor, todo es blanco, de una pureza tan sublime que desgarra mi retina, no hay separación entre suelo y cielo, no hay horizonte, todo es uno, como si el mundo hubiera decidido su propia extinción, en un último acto de raciocinio, o de locura.
Tampoco hay viento, no se oye nada, ni siquiera el rumor lejano de un arroyo, ... nada, la más absoluta nada blanca. En esta nada informe e insondable hasta mis recuerdos se diluyen, se agitan, se mezclan para disolverse finalmente en un blanco abismo, en una blanca... nada.
El pasado, el presente, el futuro,.. todos ellos han perdido su sentido, el tiempo mismo ha perdido su sentido. Trato de caminar pero mis piernas no responden, nada en mi cuerpo responde, solo mis ojos, moviéndose histéricos al son de una música inexistente, tratando de asir con su mirada algo que me ligue al mundo, que me devuelva a la cordura, que me aleje de esta pesadilla blanca, pero nada consigue arrancarme de esta nada, la nada contra la nada. Trato de gritar, aullar, patalear,.. pero ni un suspiro sale de mi boca, mis cuerdas vocales aparecen congeladas, inmóviles, como el resto de este gastado cuerpo. Es el fin, navego irremediablemente camino a la locura sin siquiera poder recordar en qué momento el mundo perdió su sentido, su orden, para convertirse en esta nada que me devora, después de haber devorado todo aquello que me unía al mundo. Un último acto de rebeldía inconsciente, una lágrima, cálida y húmeda rompe el petreo yugo, alzándose gallarda en mi lagrimal y despeñándose por mi cara, última caricia de un mundo que se extingue. Resbala por mi mejilla acumulándose y reagrupándose en mi barbilla para alzar finalmente su majestuoso vuelo hasta mi pezón desnudo, de allí continua su camino lento y sinuoso hasta mi sexo palpitante, humedad que deshiela el caldero de la pasión, prosigue por mis muslos y rodillas hasta languidecer en mis pies y por último despeñarse desde mis dedos hasta el gélido y blanco suelo.... para allí caer, desfallecer, morir,... y con su muerte disolver lentamente la nada, agujerear el pétreo suelo y resquebrajar este mundo de nada, para de nuevo mostrarme los colores, los olores, los sabores, ... y con ellos la ternura, las caricias, las confidencias,.... y las sonrisas.....

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