sábado, 11 de junio de 2011

Reflexiones tras un día intenso...

El ser humano, ese compendio complejo e incomprensible de impulsos, instintos, racionalidad e irracionalidad se me ha mostrado hoy en todo su esplendor, con todos sus claroscuros y matices. El día comenzó mostrando la cara amable y esperanzadora de nuestra especie, asamblea de barrio en Lavapiés, la primera a la que podía acudir. Iba con incertidumbre y curiosidad sin saber muy bien lo que me iba a encontrar, habiendo escuchado opiniones a favor y en contra de lo que en esas asambleas ocurría, estaríamos entre 50 y 100 personas presentes, y pude asistir a un ejercicio honrado y sincero de "democracia", palabra demasiado manida para significar nada, yo preferiría decir de comunicación. Diferentes ideas sobre algunos temas dieron pasa a argumentaciones, votaciones, alegaciones y consenso final, en un tono de respeto y afán constructivo que me maravilló. Una de las decisiones fue posponer la asamblea una semana para acudir a otro ejemplo importante y urgente de activismo ciudadano, los actos que se estaban produciendo en la plaza de la villa, junto al ayuntamiento, al igual que en el resto de ciudades españolas para hacer ver a la clase política que no nos sentimos representados por ellos y que estamos "indignados" con sus actos y actitudes.
La plaza estaba rodeada por el despliegue policial más importante que yo he visto desde que vivo en Madrid, todas las calles de acceso a la plaza cortadas por varias decenas de furgonetas de antidisturbios y un despliegue de agentes que por lo que he leido superaba el centenar (se me ocurre que aparte de razones y argumentos si alguien que cree representar a la ciudadanía tiene que protegerse de esta con todo ese despliegue debería realizar alguna reflexión, sin duda es una señal de que algo no está funcionando bien,.¿no?).
La imágen era escalofriante, barreras de hombres armados para la guerra enfrentadas con otra barrera de ciudadanos, de toda edad y condición, digan lo que digan, que gritabamos consignas contra la clase política. Todo transcurría de una manera muy cívica hasta que llegó el momento de salida de los coches oficiales, algunas personas estaban sentadas en la vía para impedir su paso y los antidisturbios se dirigieron hacia allí para desalojar la vía para que pasaran los coches. Y el espectáculo mostro, en este caso, algo de lo peor del ser humano, tratando de ser completamente objetivo diré que ví policías que trataban de hacer su trabajo sin el uso de la violencia, desplazando a la gente pero sin hacerla daño ni golpearla, al mismo tiempo había compañeros suyos comportándose como animales, zarandeando a la gente con una actitud camorrista completamente innecesaria, incluso ví alguna bofetada, alguna gente en el suelo magullada, camisetas rotas y algún que otro golpe. Por el otro lado ocurre lo mismo, vi una amplia mayoría de gente que al grito de "no a la violencia" alzaba sus manos y se manifestaba pacíficamente, y entre esta gente creo incluirme, y entre medias de nosotros un grupito pequeño pero lamentablemente notable que había acudido allí no a ejercer su ciudadanía sino a mostrar su escaso o nulo civismo, sus ganas incomprensibles para mí de que hubiera jaleo, e incluso después del mismo mostrando sus "heridas de guerra" con orgullo.
Es una auténtica lástima ver como el sentir de tanta gente expresado con respeto y responsabilidad ha de verse mezclado con ignorantes cabestros y al mismo tiempo es una lástima observar que aún habiendo agentes de los cuerpos de seguridad que hacen su trabajo con respeto y ateniendose a las normas entre ellos también se encuentran camorristas de la peor calaña.
Cuando después de todo esto volvía hacia mi casa, me crucé con una marcha ciclonudista que reclamaba cambios en las ciudades para favorecer el uso de la bicleta y restringir la presencia de los coches, su marcha era festiva y todos cruzaban con una sonrisa en la cara, la sonrisa se me fué a mí al ver la reacción de algunas personas desde la acera llamándoles "guarros" y reclamando que la policía actuara contra ellos, estas personas estaban en puestos de un mercadillo, y la mayoría eran de etnia gitana, y como son mis vecinos puedo ver todos los días como la policía los acosa y ellos reniegan de ella, pero ahora la reclaman para castigar a los guarros que se atreven a mostrar sus cuerpos reclamando una ciudad más cívica y más humana...
Ya en mi casa mi cabeza bullía con todo lo que había visto, y la única conclusión que puedo sacar es que como decía una de las consignas con las que estaba de acuerdo que escuché en la concentración (había otras que soy sincero insultaban a cualquier inteligencia con el más mínimo sentido crítico ) "menos policía y más cultura".
Y me permito una recomendación que viene muy a cuento con los acontecimientos que están pasando ahora mismo en nuestro país, "El viaje a la felicidad" de Eduard Punset, en el que dedica un capítulo al inmenso efecto que tiene sobre la infelicidad el ejercicio abyecto del poder político.

Un tema que llama a mi puerta después de todo lo visto hoy....

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