lunes, 23 de mayo de 2011

Familia

Caminando de regreso a casa, entre la multitud de personas que pueblan la plaza de Sol ( de Sol-ución, como leo en una pancarta ) mi cabeza comienza a vagar cual mariposa a merced del viento, desde los sucesos vividos en esta intensa e intuyo que histórica semana hasta los más pequeños (pero no por ello menos importantes) sucesos de mi vida personal. Unos tienen que ver con grandes cambios, con muchas personas, con complejos y largos procesos, y los otros conmigo mismo, con mi círculo cercano, con pequeños detalles que resultan insignificantes para el común de la humanidad.
Pero de alguna manera pienso que ambas cosas están más cerca de lo que pensamos, la gran revolución y la pequeña revolución caminan de la mano. Nuestra manera de entender las cosas, nuestra capacidad de empatía, nuestro cuidado de los demás, nuestra confianza para ser cuidados por los demás, nuestra modestia, nuestra solidaridad, nuestro respeto.... todas estas cosas conforman mi vida personal e intransferible, pero afectan a la de los demás, y en conjunto con ellas forman la vida social, forman eso que llamamos sociedad.
Caminando a casa pensaba en como son las cosas a mi alrededor, como son mis relaciones y mis comportamientos con los demás, y recordaba la cantidad de gente que ha aparecido en los dos últimos años en mi vida, gente que me demuestra cariño, amor y respeto, gente que sin duda es hoy tan "mi familia" como mis padres o mis hermanos, puesto que ellos son los que me hacen sentir querido, ellos son los que comparten mis sueños y mis dolores, ellos son los que me animan a dejar de quejarme y empezar a actuar en todos esos momentos en que la apatía puede más que las ganas. Y a la vez, ellos son a los que yo trato de cuidar, ellos son los que yo deseo ver felices, ellos son los que arañan mi alma cuando las lágrimas surcan sus rostros...
Ellos y ellas y todos los que vendrán son "el mundo", son "mi mundo", y en ellos y con ellos quiero yo hacer mi revolución, con mi comportamiento, con mis actos, y con el amor que siembro y recojo en cada uno de esos corazones...
Mientras escribo esto Aisha juega a afilar sus sueñas y de vez en cuando me lanza inteligentes miradas que parecen decir ¿tánto tiempo te ha hecho falta para descubrir algo tan obvio?,.... humanos.....

Por favor, no os perdáis la parte final de este vídeo, esa mujer expresa muy bien el sentir de mucha gente...

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