jueves, 6 de marzo de 2014

Huir de la banalización

Vivimos en la sociedad de la banalización
donde las cosas pierden el sentido
si no te aseguras de cuál es su razón

Banalizamos el amor
cuando para decir a alguien te quiero
utilizamos el maldito altavoz
parece que el destino primero
no es ni mucho menos el supuesto receptor

Banalizamos el desarrollo interior
cuando juzgamos a una persona por su "carrera" profesional,
si estuviera aquí Chaplin gritaría mi amado Charlot:
!puede ser un cretino el director general!
!puede ser admirable aquel callado peón!

Banalizamos incluso la comunicación
en esta generación de verbo colosal;
cuando a la palabra en la boca no le sigue la acción
y el compromiso se hace vocablo insustancial
nada valdrán las palabras que lanzadas al viento corea tu voz

Banalizamos el necesario intercambio
que durante generaciones entre tantos ocurrió
con este consumo desaforado
y la poca responsabilidad en la elección
que hace ganar a los amos y perder al obrero que tanto lo sudó

Más siempre queda un reducto
donde a las palabras le siguen los hechos
donde la voz no es solo un conducto
al continente del inflado ego

donde al "quiero" le sigue el "busco"
donde se influye a través del ejemplo
donde el compromiso va cosido al busto
y la autoestima no necesita voceros

Aquél lugar más allá del arbusto
es donde quiero encaminar mi sendero
para aprender de quién intenta ser justo
para dejar el ego donde dejé mi sombrero

para huir de imágenes con mucho lustro
que esconden vacíos detrás del espejo
para llenar mi vida de verdades sin lujos
de buenos hermanos y amores sinceros





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