lunes, 18 de noviembre de 2013

La terrible cordura del idiota


Caminando andaba, por tierras jiennenses, solo y taciturno, acompañado de músicas de otro siglo y letras de un maestro, .... en realidad no me sentí tan solo......



Noche de Verano

Es una hermosa noche de verano
tienen las altas casas
abiertos los balcones 
del viejo pueblo a la anchurosa plaza. 
En el amplio rectángulo desierto, 
bancos de piedra, evónimos y acacias 
simétricos dibujan 
sus negras sombras en la arena blanca. 
En el cénit, la luna, y en la torre, 
la esfera del reloj iluminada. 
Yo en este viejo pueblo paseando 
solo, como un fantasma



Un loco

Es una tarde mustia y desabrida 
de un otoño sin frutos, en la tierra 
estéril y raída 
donde la sombra de un centauro yerra. 
Por un camino en la árida llanura, 
entre álamos marchitos, 
a solas con su sombra y su locura 
va el loco, hablando a gritos. 
Lejos se ven sombríos estepares, 
colinas con malezas y cambrones, 
y ruinas de viejos encinares, 
coronando los agrios serrijones. 
El loco vocifera 
a solas con su sombra y su quimera. 
Es horrible y grotesta su figura; 
flaco, sucio, maltrecho y mal rapado, 
ojos de calentura 
iluminan su rostro demacrado. 
Huye de la ciudad... Pobres maldades, 
misérrimas virtudes y quehaceres 
de chulos aburridos, y ruindades 
de ociosos mercaderes. 
Por los campos de Dios el loco avanza. 
Tras la tierra esquelética y sequiza 
rojo de herrumbre y pardo de ceniza?
hay un sueño de lirio en lontananza. 
Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano! 
¡carne triste y espíritu villano!. 
No fue por una trágica amargura 
esta alma errante desgajada y rota; 
purga un pecado ajeno: la cordura, 
la terrible cordura del idiota.











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