miércoles, 26 de diciembre de 2012

La propiedad

La propiedad privada, siempre se ha ensalzado como el avance definitivo, a raíz de la revolución industrial, en derechos personales, el derecho a la propiedad es ensalzado como metáfora de la libertad, la libertad de poseer, de tener, incluso de ser. En esta sociedad capitalista que vivimos eso se ha llevado a su máxima expresión, frases como "tanto tienes tanto vales" no son ni mucho menos coletillas o frases hechas, reflejan en cambio muchos de los valores de esta sociedad y mucho de su funcionamiento. Para otros muchos, la propiedad privada ha supuesto sin embargo el avance imparable hacia la desigualdad, la injusticia, la insolidaridad y el individualismo, puesto que por defender aquello que es mío sentiré al resto como potenciales competidores o enemigos, y habré de defenderme y protegerme de ellos, en algunos casos hasta límites paranoicos y enfermizos como puede verse en Estados Unidos, donde poseer un arsenal de armamento pesado es visto por gran parte de la población como un derecho, una demostración de libertad y  una garantía de seguridad. Como en todo en la vida supongo que ambas posturas poseen algo de razón y esconden algo de mentira, si bien, en mi caso, cada día me son más palpables los peligros de esa idea de propiedad privada, por ejemplo, vivo en una sociedad que ha presionado a sus jóvenes machaconamente con la idea de que había que poseer una casa en propiedad, que cualquier otra forma de vida era "tirar el dinero", la realidad actual ha demostrado el error de ese planteamiento, todos conocemos a gente que vive auténticos dramas por haberse obcecado en ese planteamiento. No quiero decir con esto que adquirir una casa en propiedad sea un error, ni mucho menos, es solo una opción, pero se convierte en error cuando se adquiere una pagando una hipoteca que supere una cantidad razonable de tu salario, o mejor aún, de el salario que ganarías cobrando el subsidio por desempleo. Mucha gente de clase obrera quiso vivir en un chalet, de repente todo el mundo quería tener una casa grande, con piscina, con bodega, con....... y cuando el sueño terminó empezó la pesadilla, y ahora tienen su vida lastrada con una cuerda formada por deudas que en muchos casos será muy difícil de evitar.
Pero no solo en cosas tan grandes y tan evidentes se ve el problema de la propiedad, también se ve en cosas muy pequeñas, por ejemplo, en muchas personas la palabra mío va unida a una actitud de uso exclusivamente personal, a una actitud reacia a compartir, a la sensación de fastidio cuando alguien usa o consume algo que tu reservabas para tu solitario deleite. El problema no lo veo en el hecho en sí de no compartir, sino en algo más profundo, en la pérdida personal del placer de compartir, del bienestar de la generosidad; me parece tan evidente que "happines is only real when shared" que siento una profunda lástima por quienes no desean compartir, no por lo que los demás pierden, sino por lo que ellos mismos se están perdiendo. Nada es más placentero que el disfrute compartido. La sonrisa del que recibe llena más que cualquier sabor, cualquier olor. El placer interno de compartir proporciona la máxima felicidad, nos conecta con lo mejor del ser humano y posiblemente sea nuestro mayor acto revolucionario en pos de otro mundo posible... y mejor.

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