lunes, 24 de octubre de 2011

Otro mundo posible

El bien y el mal, esas dos ideas inherentes a todas las religiones y centrales en la religión imperante en la sociedad en la que me crié siempre fueron como dos totems que oteaban y escrutaban mi vida desde su privilegiada posición allá en las alturas. Con el tiempo uno descubre que cada persona, cada cultura, cada país tiene su propia idea de eso que llamamos bien y mal, y esto complica mucho las cosas, puesto que ya no se trata solo, que no es poco, de querer obrar bien, sino que además hay que tener en cuenta las personas con las que tratamos, el lugar en el que estamos, el momento histórico...
Esto parece hacer las cosas francamente difíciles, sino imposibles, así que para poder convivir no nos queda otro camino que buscar algún acuerdo de mínimos, o matarnos a garrotazos que no parece una buena opción.
Solo hace falta ver un informativo o leer un periódico para comprobar esto, en todo el mundo la relación entre países y entre culturas se ha basado históricamente en la relación de fuerzas, ya sean militares o económicas, es decir, el fuerte jode al débil y el débil se jode.
Incluso entre comunidades, minorías y mayorías,... etc, siempre ha sido esta la norma, salvo en contadas y destacables excepciones.
Pero es que hasta en el plano más cercano y pequeño, en las relaciones humanas uno a uno parece ser ese también el patrón que impera. Si uno mira alrededor tiene cientos de ejemplos de frases y actitudes en las que cuando menos tenemos muy poquito en cuenta los sentimientos de la otra personas, sus emociones....... muchas de ellas parecen insignificantes pero todas suman, todas mellan, y van dejando un poso de dolor y de decepción que por acumulación acaba extinguiendo los sentimientos de corte contrario.
Cada detalle de cuidado, de respeto, de cariño nos une un poquito más a la otra persona y cada decepción, mal gesto, grito, nos separa ineludiblemente de ella.... es tán fácil cuidar las emociones de los demás, y con ello las nuestras que me resulta inconcebible ver a mi alrededor a gente que quiero tratar con tan poco respeto y cuidado a los de alrededor, a sus padres, a sus hijos, a sus parejas, a sus hermanos......
El cuidado y el cariño son los ladrillos con los que podremos empezar a crear otro mundo posible, y para ello debemos empezar por crear otra persona posible en el interior de cada uno de nosotros..

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